Fue culpa del sentimiento de saber que has hecho mal a alguien pero por orgullo no quieres pedir perdón sino que esperas a que te lo pidan a ti. Supongo que sabéis a qué me refiero...
Por suerte, el despertar ha sido con risas y sonrisas, y una frase clave: "Carol, soy un olmo"
Y de ahí mi conclusión: somos sandías. O al menos, yo.
Sí, porque tenemos una cáscara prácticamente irrompible pero por dentro somos la cosa más dulce y pegajosa.Supongo, que al igual que a las sandías, si nos tiras desde un 5º piso, nos partimos y se nos sale el juguillo. Digo supongo porque aún no me han tirado de tanta altura...
Lo dicho, somos sandías, y lo único que nos diferencia de ellas es que tenemos pelo.
Podéis pensar que el "sandiísmo" es una cualidad humana. Pues no.
Mi perra Alanis es el ser más terrorífico que os podáis imaginar. Todo el barrio la (nos) conoce y aún no ha sucumbido a ningún ataque por mal que pudiera pintar el enfrentamiento.
Pero tampoco encontraréis nunca animal más cariñoso y leal... Ni tan miedoso al agua, que parece ser lo único que le achanta, jeje! (Sin contar la aspiradora, claro!)
Antes y después del baño |
Me despido con una canción que me gusta mucho de un grupo que no me gusta demasiado (os podría contar por qué me gusta y disgusta tanto pero ya lo dejo para otra entrada). En especial se la dedico a Miriam, una compi de la uni que desde que me la presentaron supe que era un cielo y a día de hoy sigo pensando lo mismo (y no suelo equivocarme con mis primeras impresiones!). Ella fue la visita 303 y sé (o más bien creo) que este temazo le animará incluso más a empezar las vacaciones :)
Un beso muy grande y hasta la próxima!
Carolina.