jueves, 20 de noviembre de 2014

VIERNES SOLIDARIO

¡Hi bloggers!

Antes de nada, decir que esta entrada se la dedico en cuerpo y alma a Erik, al que tengo muchísimo aprecio y el cual cree que debería escribir más en este blog. ¡Va por ti! Por cierto, escribe un blog más que curioso desde Dinamarca así que no dudéis en echarle un ojo porque de verdad merece la pena :)

No sé muy bien por dónde empezar... "Por el principio sería una buena opción, Carolina..."

Creo que jamás podré expresar lo agradecidísima que estoy por haber nacido donde he nacido, por tener la familia que tengo y por todo lo que se me ha concedido. Me siento realmente afortunada por la vida que tengo a pesar de todo lo que me quejo y de todo lo que nos está tocando luchar. A menudo, no somos conscientes de la suerte que tenemos; a menudo, no vemos más allá de nuestras narices.

Me explico.

Vivimos en una sociedad egoísta, donde nos encanta pedir y que nos den, donde no valoramos lo suficiente el esfuerzo que conlleva alcanzar el punto en el que estamos.

Estamos jodidos, eso es así. Hoy en día la situación de nuestro país (y de otros muchos) no es precisamente la mejor, pero aquí estamos, con Internet, agua caliente, calefacción, una nevera llena, coche, vacaciones... E insisto: estamos jodidos. Pero aún así, deberíamos agradecer cada mañana estar en nuestra situación.

Afortunadamente tengo un trabajo estable desde hace 3 años. Y sí, es un trabajo que odio con todo mi ser, pero cada vez que acudo a la oficina me siento "suertuda" por tener que ir a trabajar.

Me sigo explicando.

Mi oficina se encuentra en Azca, que para el que no lo sepa, es el centro financiero de Madrid, donde tienen su sede grandes empresas (y bancos, y aseguradoras, y...) como Konami, Google o Sacyr, y por donde pasan a diario miles de personas (de clase media-alta) para ir a sus puestos de trabajo. Mujeres con tacones, hombres trajeados, gente gritando por el móvil, grandes coches con chófer... Os lo podéis imaginar, ¿verdad?

Azca de mañaneo (fotografía del ABC)

Y si os dijera que los bajos de todos esos grandes edificios están llenos de mendigos que no tienen más que cartones y basura alrededor, ¿os lo creeríais? Pues más os vale que sí, porque no hay más ciego que el que no quiere ver, y de lo que os hablo, es una realidad plenamente conocida y aceptada.

No, no están ahí por gusto (fotografía de www.sindramas.com)

Vergüenza. Eso es lo que siento cada vez que paso al lado de esta gente preocupada por que llego 10 minutos tarde al trabajo. Siento vergüenza de mí, de mis país y de los desalmados que lo gobiernan.

Hace un par de semanas, hice una parada en el trabajo para comprar algo de comer en el supermercado de abajo, y según salía de él, vi un señor de avanzada edad durmiendo entre harapos y olor a orina. Me dio tantísima rabia su situación que, sin hacer ruido, me acerqué a él y le dejé al lado el sándwich que me había comprado. Ya no tenía hambre.

A él la vida le ha puesto ahí, y sería de un cinismo ruin pensar "seguro que es un borracho que ha arruinado a su familia, tiene lo que se merece".

La vida es caprichosa y no hace miramientos: tú rico, tú pobre, tú de vacaciones, tú esclavizado toda tu vida, tú en tu colchón de plumas, tú con unos cuantos cartones vas que chutas, tú... Pero estoy harta.

Por todo ello he decidido crear mi viernes solidario. ¿En qué consiste? Sencillo, cada viernes voy a ayudar a alguien, aunque sea un poquito nada más. Y no, no hablo de subirle la compra a la vecina del primero (eso lo hago aunque no sea viernes). Hablo de colaborar mínimamente con toda esa gente que no tiene voz (¿ni voto?) en esta sociedad.

Ojalá pudiera hacer más. Ojalá pudiera dar en vez de una mandarina al que vende kleenex en el semáforo de Ríos Rosas, una bolsa entera. Ojalá pudiera dar 5€ en vez de 50 céntimos a señor que vende La Farola en avenida de América y al que llevo viendo cada día desde que nací. Ojalá pudiera repartir mantas a todos los que duermen en los escalones de los cines de Callao. Ojalá la vida fuese más justa.

Después de tantas palabras, lo único que tengo claro es que un pequeño acto puede hacer la vida un pelín más fácil a alguien.

En fin...

Un beso muy grande a todos los que me leéis.

Carolina.

P.D. NO. No creo que el fin de la mendicidad tenga que venir a cargo de la gente de a pie, pero sinceramente, no creo que vaya a conocer en lo que me queda de vida a un solo político y /o dirigente que vaya a mover un dedo por ello; así que no me jodáis, y poned vuestro granito de arena.