jueves, 29 de enero de 2015

COSAS DEL CINE



Ha sido un finde pichí pichá: un gran sábado frente a un domingo para olvidar, pero es que en esta vida no se puede tener todo (o eso dicen…)

Así que hablemos del viernes. El viernes fui al cine. Adoro el cine. Para mí el cine es mucho más que un entretenimiento o un hobby. Yo le doy un significado más trascendental, casi como una forma de vida. Pero no todo podía ser tan bonito: vivimos en un país absurdo donde el precio medio de una entrada de cine son 7.5€ y ¿quién en su sano juicio pagaría tal barbaridad por 2 horas de entretenimiento? Yo no, más que nada porque por esa misma cantidad puedo cenar y hoy por hoy no vivo del aire…

Y a pesar de todo el viernes fui al cine, eso sí, gracias a Tony, que es una de las personas que mejor me conocen (y al que quiero de forma enfermiza) y que me regaló por Navidad un maravilloso abono anual de cine en VOS (no digo en qué cine porque no me pagan por hacerles publicidad, ¡já!). Obviamente no sale gratis, pero pago un precio más que aceptable.

No tenéis ni idea de lo contenta que estaba. Vaya, contenta es poco. Feliz, así estaba: FELIZ.
Hace unos años, iba toooodos los domingos al cine, era como un ritual. Nos daba igual qué ver, lo importante era sacar las entradas, sentarnos, que se apagaran las luces y evadirnos de la realidad durante ese rato. Pero eso se acabó, y aunque siempre pensé que no volvería aquella tradición, parece que me equivocaba (al menos, un poquito).

Y allí estábamos: puntuales, nerviosos, rodeados de gente (asco de gente pudiente ¡jeje!), cogidos de la mano… Cuando se apagaron las luces casi lloro, ¡jaja! Joe, que llevaba meses y meses sin pisar un cine, ¡tenéis que entenderme!

Vimos la nueva de Sherlock Cucumber (según Guguel , Benedict Cumberbatch), The Imitation Game, y lo cierto es que es una gran película, y el prota es un espectáculo. Muy buena, os la recomiendo muy mucho (tranqui Charly Hell, que ya sé que tú eres el que tiene el blog de pelis, no yo, ¡jeje!).

Ficha de la peli

¿Habéis visto con qué poquito se me hace feliz? Ainsss… ¡Para que luego digan que soy una chica difícil!

Me despido. Un beso de cine a todos los que me leéis, y a los que no, que os den, ale.

Carolina.

P.D. Sí, adoro el cine, y no, no soy capaz de recordar el nombre de muchos actores, pelis, directores…  Jup :(

miércoles, 21 de enero de 2015

EN VERDAD EN VERDAD TE DIGO...

...que la pasa, no es un higo.

He vuelto.

Hoy me he levantado a las 14:48 y no me siento nada culpable. Lo necesitaba, de verdad. Pero que me haya levantado a esa hora no significa que no llevara ya mucho rato despierta... Bueno, a ver, el que dice "mucho rato" dice media hora, pero vaya... El caso es que llevaba despierta el rato suficiente para haber pensado en un montón de cosas. No sé vosotros, pero yo me paso dándole vueltas al tarro día y noche.

Pensaba en el frío que debía de hacer en la calle, en las notas, en si mi padre se habría abrigado bien al salir de casa, en qué iba a hacer de comer... Y saltando de una cosa a otra al final he acabado reflexionando (uauh, qué bien suena eso de "reflexionar") acerca de las mentiras.

Más de una vez he escrito sobre el tema de mentir y es que es un tema que me fascina.

Ya desde pequeños nos mienten: que si los Reyes, que si el Ratoncito Pérez, que si la cigüeña... Claro, que son mentiras de esas que llaman "piadosas", pero mentiras al fin y al cabo. Lo que ocurre es que entramos en una dinámica de mentir de la que no acabamos de ser conscientes: no he hecho los deberes porque me dolía la tripa (los niños con tripa abarcan desde las cejas hasta los tobillos, aproximadamente), he llegado tarde por el metro (qué casualidad que nunca lleguemos pronto por el metro), soy virgen (ajá...), hace mucho que no soy virgen (ajá...), el examen no ha ido mal (pero del 3 no paso), nivel alto de inglés (y de polaco, chino y sueco), no eres tú soy yo (una de mis preferidas), te queda genial (¿era necesario que me lo preguntaras?), te quiero (pasapalabra), anoche estuve con mis amigas (entre otras personas), es solo una amiga (yo también empecé siendo "solo una amiga"), España va bien (¡y que viva el vino!)...

Y así nos va, que cuando queremos decir la verdad no nos cree nadie.

Si me preguntáis os diré que no soy especialmente mentirosa, aunque decir que no he mentido nunca sería la mayor mentira jamás contada... Pero no, no me gusta mentir, no porque se me dé mal, sino porque me duele no poder decir la verdad. Hay gente que miente por placer o por costumbre, pero yo solo lo hago cuando no puedo decir la verdad.

Seguro que os ha pasado alguna vez.

Y si me preguntáis os diré que no me importa especialmente que me mientan. ¿Raro? Psá... ¿Alguno de vosotros guarda rencor a sus padres por haberle engañado durante tantos años con los regalos de Navidad? ¡Me niego a pensar que alguien va a responder afirmativamente a esta pregunta! ¡Me niego!

Soy rencorosa, lo admito, pero creo que si alguien me miente es porque tiene un buen motivo, como por ejemplo, no hacer daño. Y sí, todos tenemos derecho a saber la verdad, pero a veces saber la verdad es bastante peor que vivir engañado, al menos bajo mi punto de vista.

Y después de todo esto tengo algo que confesar: no soy una mujer, ni siquiera vivo en Madrid, no estoy estudiando una carrera, y odio los perros y escribir con todo mi ser. ¡Ah! Y Kurt Cobain apesta, y los Rolling más.

Un beso bloggers, y recordad que dejar comentarios es gratis y no hay que registrarse [guiño, guiño].

Carolina.

P.D. Seguid a @AgenteSmint en Twitter, y en blogspot, y si le veis por la calle también, que es un amor y mola mogollón

martes, 20 de enero de 2015

Y MAÑANA MIÉRCOLES

Parece mentira que hay vuelto por aquí tan pronto...

Hoy he acabado los exámenes, lo que significa que estoy de "vacaciones" hasta dentro de 15 días. Por suerte, las dos notas que ya sé son dos aprobados, y deseo muy mucho que las otras 3 que me faltan también lo sean.

Hace frío. Mucho. En casa no tanto, pero salir a la calle es un martirio. Al menos para mí, porque los perros parecen disfrutar tanto como en primavera. No, en verano no disfrutan, el calor les agota.

Realmente no sé muy bien a qué he venido...

Hace unos días, mi queridíma Anísima me comunicó que cerraba su Fotolog. Me dio muchísima pena y me hizo pensar en los buenos ratos que pasé delante de la pantalla tantos año actulizando mi "flog" casi a diario. Supongo que por eso estoy aquí, por la morriña. Está mal que yo lo diga, pero mi Flog molaba mil. Cada día me dejaban 20 comentarios (no admitía más) personas conocidas y desconocidas que seguían mi vida como si de una telenovela se tratara. Era guay. Me hacía sentir... Bien.

Sentirse bien. Eso también mola. ¿Os sentís bien? ¿Sois felices? ¿Disfrutais cada día como si fuese el último de vuestras vidas? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es NO, deberíais replantearos vuestra existencia. Yo lo hago. Lo hago mucho. Todos los días. Varias veces al día. Pero todo se queda ahí, no paso a la acción, soy una gallina. Pobres gallinas...

Si fuese fuerte y valiente daría carpetazo a esta etapa de mi vida (¿qué etapa Krol?) y empezaría de cero. Dejaría la carrera y empezar otra. Diría adiós a mucha gente y daría la bienvenida a algunos otros. Me iría lejos de mi casa, tan lejos que ni supiera volver. Tiraría mi ropa y me pondría solo cosas que me hiciesen sentir única. Le diría a ciertas personas 3 o 4 verdades que no tendría que callarme. Lloraría. ¿Por qué no? Llorar no sirve de nada, pero lo haría. Y gritaría. Y patalearía. Y me cortaría el pelo. Y le daría una patada a una piedra. Y... ¡Buah! De todo.

Pero ahí se va a quedar todo. Y mañana miércoles todo seguirá igual que siempre.

Tengo rabia. Tengo mucha rabia acumulada y ni siquiera sé desde cuándo. Creo que nací rabiosa. O no. A lo mejor me he hecho con los años. Está claro que yo no soy como el (buen) vino. O sí. Hay gente que dice que sí. Que he mejorado con el paso del tiempo. Pero no sé muy bien a qué se refieren porque sigo teniendo las tetas pequeñas y la misma mala leche de siempre... Y envida. ¡Hay que ver! ¡Qué mala es la envidia!

Me podría pasar horas escribiendo. Es como una droga. Algo con lo que empiezo y no puedo parar. No sé cuándo parar. Empiezo y las ideas van surgiendo, y surgiendo, y surgiendo... Y cada vez tecleo más rápido (y cometo más errores) y noto que tengo tantísimas cosas que decir que no hay espacio suficiente. Y cuando noto eso sé que es momento de parar, porque probablemente nadie llegue a leer hasta aquí.

Y mañana miércoles.

Un beso a todos, sed buenos y luchad por ser felices, no hagáis como yo.

Carolina.

P.D. ¿Se me ha escapado un "Krol" por ahí arriba o son cosas mías? No, jamás reviso lo que escribo.

P.D.2. Perdonadme, es que hoy es martes.